La inflamación ocular y otras enfermedades de la superficie ocular
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Superficie, inmunología e inflamación ocular

La superficie ocular es una estructura del ojo anatómica y funcional.

La superficie ocular está compuesta por las diferentes estructuras que forman el órgano ocular: conjuntiva, córnea y película lagrimal. Como en tantos otros casos, es susceptible de sufrir una serie de enfermedades de diversa gravedad que suelen tener como consecuencia la inflamación ocular.

A continuación, te explicamos qué es la inflamación ocular y cómo saber si te afecta; así como las enfermedades más comunes que pueden causar esta afección.

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¿Cómo saber si tengo inflamación ocular?

El proceso de la inflamación ocular es el mismo al de la inflamación en otros tejidos del cuerpo. Cuando un virus o una bacteria entra en el organismo, las células inmunitarias proceden a atacarlas eliminando los tejidos dañados e iniciando la fase de reparación.

Por lo tanto, es importante señalar que la inflamación ocular no es una enfermedad en sí misma, si no una señal de otra enfermedad. Los síntomas asociados a la inflamación son el enrojecimiento, la hinchazón, sensación de calor o dolor de intensidad variable. Si presentas alguna de estas señales, es importante que acudas a tu equipo de oftalmología de confianza para un correcto diagnóstico y tratamiento: podrías tener una enfermedad ocular.

Enfermedades que causan inflamación ocular

Algunas de las enfermedades más comunes son:

Uveítis

La uveítis supone una inflamación de la úvea, y es la causa de inflamación ocular más común. En general, su origen está asociado a graves, bien infecciosas (la tuberculosis, la toxoplasmosis, la sífilis, el herpes, etc) o enfermedades autoinmunes (artritis reumatoide, lupus, esclerosis múltiple…)

Hay varios tipos de uveítis según la zona de la úvea afectada, y los síntomas pueden variar enormemente entre un tipo y otro. Es crucial que en cuanto se detectan los primeros síntomas se comience el tratamiento de inmediato para evitar complicaciones graves como las cataratas, el glaucoma, o el desprendimiento de retina.

Ojo seco

El ojo seco también es un problema del ojo muy propenso a generar inflamación ocular. En este caso, se trata de una enfermedad que afecta a la zona externa del ojo: párpados, conjuntiva, córnea o película lagrimal. Cuando estas zonas pierden su función de proteger y lubricar el ojo se produce el ojo seco, generando molestias, inflamación e, incluso, problemas en la visión.

La sensación del ojo seco es muy desagradable, produciendo un efecto de quemazón, escozor, párpados pesados y de presencia de arenilla o polvo dentro del ojo. Si no se remedia, los síntomas pueden ir aumentando con actividades que impliquen tener los ojos abiertos durante mucho tiempo, y pueden acabar generando fotofobia y un gran dolor.

Conjuntivitis

Sin duda, otra de las causas habituales de inflamación ocular es la conjuntivitis. Esta enfermedad suele tener su origen en una infección vírica, bacteriana o en una alergia y, según el caso, puede ser altamente contagiosa.

Los síntomas suelen estar relacionados con problemas en los conductos lagrimales, haciendo que lloren los ojos constantemente. Este exceso produce legañas que se pegan a las pestañas y pueden llegar a impedir que se abra bien el ojo. A esto se añade el enrojecimiento del ojo producido por la inflamación (bien de la conjuntiva o de los párpados) y la sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo.

Queratitis

La queratitis es una inflamación que afecta a la córnea, la zona más anterior del globo ocular, y está relacionada con el sistema de enfoque de las imágenes que capta el ojo hacia la retina. Por su posición tan cerca de la conjuntiva, es muy habitual que la inflamación afecte a ambas zonas, dándose un caso de lo que se llama queratoconjuntivitis.

Las causas más habituales son la sequedad ocular, la irritación por elementos externos (sobre todo agentes físicos como el polvo, químicos como sprays o productos de limpieza, radiaciones ultravioletas o las lentes de contacto). También puede haber casos de queratitis vinculados a una infección de un virus, bacteria, hongo o protozoo.

Blefaritis

La blefaritis produce enrojecimiento y dolor en los párpados, y viene acompañado de la aparición de pequeñas costras de piel en la base de las pestañas. La causa está en las glándulas en el borde de los párpados al producir una mayor abundancia de secreciones grasas. Estas se quedan adheridas a los párpados y se acumulan entre las pestañas, generando molestias en el paciente.

Ante un diagnóstico de blefaritis, es importante seguir un tratamiento muy meticuloso llevando una pauta muy concreta de limpieza de los párpados al levantarse y al irse a dormir.

Rosácea ocular

La rosácea ocular es un ejemplo de cómo hay enfermedades que pueden afectar a diversos tejidos. En este caso se trata de la conocida enfermedad cutánea caracterizada por un eritema facial en el mentón, la frente, la nariz y las mejillas; que a veces afecta a los ojos también.

En general, si se trata a tiempo y correctamente la rosácea ocular no tiene por qué tener mayores consecuencias, pero si no se toman medidas y la enfermedad progresa los daños pueden ser graves, afectando también a la conjuntiva y pudiendo provocar incluso disminución de la agudeza visual o ceguera.

Alergia ocular

Una de las zonas donde más se pueden notar los síntomas de una alergia son los ojos. En estos casos, hablamos de la alergia ocular. Las manifestaciones pueden variar mucho según el paciente y el origen de la alergia; las más habituales son la conjuntivitis alérgica (crónica o estacional) y la querato-conjuntivitis (vernal o atópica). El síntoma más frecuente es el escozor o prurito en los ojos.

Edema corneal

Otra enfermedad asociada con la inflamación ocular es el edema corneal. Como su nombre indica, la inflamación se produce en la córnea, y está generada por una retención de líquidos mayor de lo habitual. Suele causar sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo, una disminución de la agudeza visual o visión borrosa, hipersensibilidad a la luz y enrojecimiento e hinchazón del ojo.