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Las cataratas en la edad adulta: vivir con cataratas en los ojos

Actualizado el 31/01/2022

 

Existen varios tipos de cataratas: metabólicas, traumáticas, congénitas… Sin embargo, la más común es la catarata en la edad adulta, también conocida como catarata senil. De hecho, es la causa más común de pérdida de visión en las personas mayores de 60 años. Además es el principal motivo de ceguera reversible en el mundo.

Aparece como consecuencia del envejecimiento natural del cristalino, lente del ojo. A partir de los 55 años, comienza a producirse un deterioro de las proteínas del cristalino, que pierde transparencia y se va opacificando. Y la edad también influye, asimismo, en el color del cristalino. Va adquiriendo un color más oscuro que, a medida que se intensifica, causa problemas de visión.

Los síntomas de las cataratas

Cuando la catarata empieza a formarse, es posible que el paciente no perciba una pérdida notable de la visión ya que, en estas primeras fases, la nubosidad en la visión puede afectar a una pequeña parte del cristalino. No obstante, es importante prestar atención a signos que puedan indicar el posible desarrollo de esta patología. Aunque varían mucho en función de cada paciente, de manera general los síntomas de las cataratas más frecuentes son:

Deslumbramiento más intenso con la luz

La persona que sufre de cataratas en los ojos es más sensible a la luz, ya que el cristalino experimenta cambios heterogéneos. Esto provoca destellos con los rayos solares o un deterioro de la visión nocturna, especialmente a la hora de conducir de noche.

Mejora de la visión cercana

En algunas ocasiones, los pacientes afectados de cataratas en la vista manifiestan temporalmente una mejora notable de la visión de cerca, llegando incluso a no necesitar gafas para leer. Esto se produce porque, en las fases iniciales, el ojo se va miopizando, lo que provoca una mejora en la visión de corta distancia.

Visión borrosa

Ver borroso en un ojo o ambos ojos es uno de los síntomas más frecuentes de las cataratas. El paciente percibe una neblina que impide la correcta visión, lo que interfiere en actividades cotidianas como ver la televisión, conducir… Llegado a este punto, es imprescindible acudir a un especialista, ya que, en caso de no hacerlo, la evolución de la catarata puede desembocar en una pérdida de visión más avanzada.

Factores que aumentan el riesgo de cataratas 

Aunque el desarrollo de las cataratas en la edad adulta es lento, existen factores y hábitos que pueden acelerar el proceso. Entre ellos destacan:

  • Determinadas condiciones médicas como la diabetes. Esta patología aumenta el estrés oxidativo en aquellos que la padecen, por lo que el cristalino acelera su opacificación y la posibilidad de desarrollar cataratas es mayor.
  • Tabaquismo.
  • Antecedentes familiares.
  • Lesiones inflamatorias del ojo.
  • Existencia de otras enfermedades oculares (glaucoma, uveítis, alta miopía, etc.).
  • La excesiva exposición a la radiación ultravioleta (luz solar) puede acelerar la aparición de cataratas a edades más tempranas.
  • Tratamientos prolongados con corticoesteroides, especialmente orales e inhalados.

Si se presenta alguno de estos factores de riesgo, es importante someterse a revisiones periódicas. El acudir al oftalmólogo ayuda a detectar cualquier cambio problemático. Sobre todo, antes de que se desarrolle algún síntoma para así determinar el tratamiento más adecuado a tiempo.

Prevención de las cataratas

Para retrasar el desarrollo de esta patología, es fundamental proteger los ojos de la luz solar. Para ello es conveniente el uso de gafas de sol homologadas y recomendadas por un especialista. Este recomendará aquellas que filtren y nos protejan de los rayos de luz ultravioleta del sol. Además, se aconseja practicar deporte frecuentemente y mantener una dieta saludable para prevenir la diabetes, además de evitar beber y fumar.

Tratamiento de las cataratas en la edad adulta

Hasta que la visión no se encuentre significativamente afectada por una catarata, las gafas y las lentes de contacto pueden suponer una mejora para la vista. Así mismo, usar gafas de sol al exponerse a los rayos ultravioleta o utilizar lámparas que iluminen por encima del hombro ayuda a reducir los brillos y mejorar la vista.

A nivel farmacológico, no existe actualmente un tratamiento para la catarata. No se trata ni con gotas (colirios) ni con medicamentos vía oral, así como inyectados. Por tanto la solución definitiva es una intervención quirúrgica.

La técnica más empleada es la facoemulsificación más implante de lente intraocular. Primero se realizan las incisiones en la córnea y también un corte circular en la cápsula anterior del cristalino. Posteriormente se accede al núcleo de la catarata, que se corta en pequeños fragmentos y estos se aspiran. Seguidamente, se realiza una limpieza de restos capsulares y finalmente se coloca la lente intraocular (LIO) personalizada dentro del ojo que sustituirá al cristalino.

Durante los últimos años, esta técnica ha avanzado mucho, mejorando sustancialmente en términos de seguridad y eficiencia. Este avance va ligado y es posible gracias a la investigación y constante evolución tecnológica.

Y, ¿cuándo se deben operar las cataratas? Es una duda muy frecuente y la respuesta ha ido variando a lo largo de los últimos años. Si bien antes se recomendaba esperar a que la catarata estuviera muy avanzada, ahora el diagnóstico precoz es clave. De hecho, lo ideal es realizar la intervención en el momento en el que el paciente empieza a ver limitada su visión, afectando a sus hábitos de vida. No obstante, todo depende de las características de cada paciente, del deterioro de su calidad visual y de si padece o no otras enfermedades asociadas. Por ello es de vital importancia acudir al oftalmólogo periódicamente para someterse a revisiones de control. La finalidad es detectar el problema lo antes posible.

Si necesitas más información acerca de la catarata en la edad adulta, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Contaras con los mejores oftalmólogos en el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega.

Director médico Número de colegiado: 333305467