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Cómo prevenir infecciones oculares en verano

Las infecciones oculares son uno de los motivos más frecuentes de consulta oftalmológica, sobre todo en verano. En la mayoría de los casos y con el tratamiento adecuado, estas afecciones se resuelven en cuestión de días. Sin embargo, hay ocasionas en las que pueden arruinarnos las vacaciones, pues provocan una disminución de la visión y requieren un tratamiento más prolongado o incluso un trasplante de córnea.

Lo primero que debes saber es que el ojo tiene sus propias barreras para impedir que lleguen agentes infecciosos a su interior. Se trata de los párpados, la conjuntiva, la córnea y el sistema de defensa inmunológico, con células y medidores químicos que nos protegen de los virus, las bacterias, los hongos y los parásitos.

Los síntomas y tratamientos de las infecciones oculares en verano

Cuando los microbios entran en contacto con las estructuras oculares encargadas de la defensa de los ojos, se produce una respuesta del sistema inmune que trata de eliminarlo o expulsarlo. Esto puede dar lugar a una inflamación local, que también puede interferir en la vista. Si no prestamos atención a nuestros ojos, podríamos experimentar los siguientes problemas oculares: 

  • Sequedad ocular: puede causar irritación, enrojecimiento y molestias.  
  • Conjuntivitis y otras afecciones que pueden causar molestia en los párpados como la blefaritis, los orzuelos o el chalazión. En el agua de las piscinas se pueden encontrar bacterias que pueden llegar a causar enrojecimiento, secreciones y sensación de arenilla en los ojos.  
  • Queratitis: se trata de una inflamación de la córnea, generalmente causada por infecciones, lesiones o exposición excesiva a la radiación ultravioleta. Entre los síntomas más comunes están el dolor, las molestias con la luz o fotofobia y la disminución de la visión.  
  • Lagrimeo excesivo: puede ser un signo de irritación ocular o de problemas en el sistema de drenaje lagrimal.  
  • Daño ocular por radiación ultravioleta: la exposición prolongada e intensa al sol sin protección adecuada puede aumentar el riesgo de cataratas, degeneración macular y otros problemas oculares.  

Los síntomas de las infecciones oculares pueden ser leves, como enrojecimiento, secreciones y sensación de arenilla en los ojos, como sucede en las conjuntivitis. En el caso de las conjuntivitis y las patologías relacionadas con los párpados, el tratamiento suele ser tópico, por medio de gotas o pomadas. Es muy importante que, además, de seguir las pautas dictadas por el oftalmólogo, se extremen las medidas de higiene para evitar el contagio a nivel familiar. Por ejemplo, es fundamental que no se compartan las toallas.

Otras infecciones oculares, como la queratitis, requieren un tratamiento médico más prolongado, con el consiguiente control y seguimiento por parte del oftalmólogo.

¿Cómo podemos mantener hidratados nuestros ojos en verano?  

En primer lugar, debemos de asegurarnos de mantener una buena hidratación en general, por lo que es necesario beber suficiente agua. Además, parpadear regularmente y utilizar lágrimas artificiales o gotas lubricantes recomendadas por un especialista también ayudará a mantener hidratados nuestros ojos. Por otro lado, es fundamental evitar el contacto directo del agua de las piscinas y del mar con los ojos, ya que los productos químicos como el cloro y la sal pueden causar irritación y sequedad ocular. 

¿Cómo prevenir las infecciones oculares?

La primera medida para prevenir infecciones oculares es el lavado de manos. Sin embargo, no es la única prevención que debemos llevar a cabo. El Dr. José Ignacio Blázquez, médico oftalmólogo del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, recomienda:  

  • Utilizar gafas de sol homologadas con filtros contra la radiación ultravioleta (UV) para proteger los ojos de los rayos solares y evitar el contacto con cuerpos extraños como la arena o el polvo. Además, se recomienda tener un especial cuidado en las personas con ojos claros, pues presentan un mayor riesgo de desarrollar problemas oculares, ya que su capacidad de filtrar la luz del sol es menor. 

    Existen gafas de sol con filtros específicos, adecuados para cada situación en el caso de los pacientes que tienen patologías oculares concretas. Por ejemplo, para los pacientes con patologías específicas en la retina, se recomienda el uso de filtros selectivos. 

  • Limpiar e hidratar los ojos constantemente. Factores externos como el viento, las cremas solares o la arena pueden afectar nuestra salud ocular en verano y ocasionar irritación, picor y sequedad ocular. Por eso, debemos procurar tener a mano lágrimas artificiales para ayudar a hidratar la superficie ocular y disminuir la concentración de alérgenos y partículas.  
  • Evitar la exposición prolongada al sol, especialmente durante las horas de mayor radiación (entre las 12.00 y las 16.00 horas).  
  • Usar gorras o sombreros de ala ancha para proporcionar sombra adicional y protección frente a la luz solar que llega a nuestros ojos.  
  • Mantener una buena higiene ocular, como lavarse las manos antes de tocar los ojos y usar toallas limpias para secarlos. Así mismo, evitar frotarse los ojos con las manos para prevenir la introducción de gérmenes y posibles irritaciones.  
  • Es fundamental acudir a revisiones oftalmológicas periódicas. De esta manera, el experto podrá dar consejos para cuidar la salud ocular en verano dependiendo de la condición de cada paciente y, además, hará un diagnóstico y tratamiento oportuno en caso de presentar una patología.  

Grupos de riesgo

Hay algunos grupos de riesgo a los que hay que prestar especial atención para prevenir posibles infecciones oculares. Es el caso de los pacientes que presentan alteraciones del sistema inmune, patologías previas como el ojo seco o alteraciones del cierre palpebral, especialmente frecuentes en personas de edad avanzada.

Sin embargo, también pueden englobarse en esta categoría aquellas personas que usen lentes de contacto en verano. Hay  millones de personas en nuestro país que utilizan lentillas y aunque, en general, están bien educados en el manejo de estas, es necesario recordar que son un claro vehículo para provocar infecciones oculares graves. Por ello, es importante incidir en algunos puntos clave:

  • Las lentes de contacto no deben usarse más tiempo del recomendado.
  • Es necesario extremar las medidas de limpieza e higiene, especialmente en verano.
  • No volver a ponerlas si se caen al suelo.
  • No limpiarlas con agua ni con cualquier otra sustancia. Únicamente deben lavarse con productos específicos.
  • Retirarlas al menor síntoma de molestia ocular.

Una de las patologías más graves que puede darse en los usuarios de las lentes de contacto es la queratitis por acanthamoeba. Este parásito se encuentra habitualmente en el suelo y en el agua, especialmente en la de las piscinas, saunas y spas. Si las lentillas entran en contacto con estas amebas pueden provocar una infección grave en la córnea, que generalmente resulta muy dolorosa, tarda más de un año en tratarse y además, suele dejar secuelas graves en la visión.

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