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Oclusiones vasculares: trombosis y embolias

En general, como sociedad somos muy conscientes de qué son las oclusiones vasculares y los riesgos que hay de desarrollar un trombo. La vida sedentaria, la mala alimentación, prácticas de riesgo como el tabaco o el alcohol. Sabemos cuáles son los factores de riesgo y sabemos qué tenemos que hacer para evitar las trombosis y embolias.

Pero ¿sabías que también existe la oclusión vascular en el ojo? Así es. Hay que tener en cuenta que la oclusión vascular puede estar causada por una trombosis, que hace referencia a la obstrucción de un vaso sanguíneo venoso; cuando el coágulo o tapón (que puede ser también de colesterol, plaquetas u otro origen) viaja desde el lugar donde se formó a otro lugar en el cuerpo se denomina embolia, y ocurre a nivel de los vasos sanguíneos arteriales, produciendo una obstrucción del flujo que puede generar muchas complicaciones, como el infarto. Esto puede ocurrir en diferentes zonas del cuerpo, incluidos los ojos.

A continuación, vamos a explicar cómo se produce exactamente una oclusión vascular en los ojos y cuáles son las causas, síntomas y tratamientos más habituales. Además, igual que cualquier otro tipo de oclusiones vasculares, la ocular se puede prevenir, ¡en este artículo te explicamos cómo!

¿Cómo se produce una oclusión vascular en el ojo? 

Como apuntábamos, la oclusión vascular puede estar producida por trombosis y por estrechamiento en el vaso sanguíneo que dificulte, o impida, la correcta circulación del flujo de la sangre.

La trombosis ocular puede afectar a la vena central de la retina o a alguna de sus ramificaciones dentro. Por supuesto, el impacto en la visión variará según cada caso. Hay tres tipos de oclusiones venosas del ojo según la zona afectada:

  • Oclusión de vena central de la retina
  • Oclusión de la rama venosa
  • Oclusión hemiretiniana superior o inferior

Causas de una trombosis ocular

Detrás de la trombosis en el ojo hay causas bastante diversas, que suelen están relacionadas con problemas cardiovasculares y de la tensión ocular y arterial.

La principal causa de trombosis venosa ocular es la hipertensión arterial, de forma que, al ponerse las arterias rígidas, comprimen la vena y producen la obstrucción. También el glaucoma (la tensión intraocular elevada) es un factor de riesgo importante, sobre todo en la trombosis de vena central de la retina. Así mismo, enfermedades como la diabetes, los hábitos de vida sedentarios, la obesidad y enfermedades de la sangre que aumentan la viscosidad de la misma.

Otra enfermedad que puede estar detrás de las obstrucciones vasculares es el síndrome isquémico ocular, que se da como consecuencia de la falta de riesgo en el ojo por una estenosis de la arteria carótida; es decir, un estrechamiento u obstrucción en una o ambas arterias carótidas. Igual que con la arteriolosclerosis, hay factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, la cardiopatía isquémica o la enfermedad cerebrovascular, que pueden fomentar esta patología.

Por último, el glaucoma, una enfermedad degenerativa que afecta al nervio óptico es también posible causa de la trombosis en el ojo. Lo mismo ocurre con algunos traumatismos graves, que afectan a los órganos de la vista haciendo que aumente la presión ocular.

H3: Síntomas de una trombosis en el ojo y diagnóstico

El principal síntoma de una trombosis ocular es la pérdida de visión total o parcial. Esto puede ocurrir de manera repentina o ir produciéndose poco a poco una disminución de capacidad y agudeza visual, visión borrosa o distorsionada o reducción del campo de visión.

Es crucial acudir inmediatamente al oftalmólogo cuando se empiezan a experimentar estos síntomas. Será solo en la consulta de oftalmología donde se valore la situación y se haga un examen analizando otros síntomas para realizar un correcto diagnóstico.

Hay diversos signos asociados a la trombosis ocular que son más específicos y solo se podrán detectar en consulta, como la tortuosidad vascular, la dilatación venosa, las hemorragias de la retina o el edema macular. De todos estos, el más conocido y el más frecuente probablemente sea el edema macular, la acumulación de líquido en la mácula, la zona del ojo encargada de la visión central. Ocurre porque los vasos sanguíneos de la retina tienen filtraciones que afectan en esta zona.

Además de todos estos síntomas, hay tres mecanismos diferentes para diagnosticar la trombosis ocular:

  • La angiofluoresceingrafía: una prueba de contraste para comprobar la existencia de una isquemia o de un edema macular.
  • La tomografía de coherencia óptica: se escanea el grosor de la retina y la estructura de sus capas, aportando información del edema macular.
  • Campo visual: esta prueba aporta información sobre el grado de afectación en la visión periférica y central del paciente.

¿Tiene tratamiento la trombosis ocular? 

El tratamiento de la trombosis en el ojo dependerá del tipo que se de en cada caso. Según el impacto de la trombosis ocular y cómo ha afectado a la visión, el objetivo del proceso puede ser evitar que haya complicaciones posteriores y estabilizar la visión del paciente, o mejorar todo lo posible la visión dañada, teniendo en cuenta que la recuperación siempre será parcial.

Teniendo esto en cuenta, hay varios tipos de tratamiento que se pueden seguir para paliar las distintas afecciones causadas por la trombosis ocular:

  • Aplicación de láser argón en la retina. La trombosis puede generar isquemia en la retina lo que puede producir la aparición de vasos sanguíneos nuevos (neovasos) defectuosos, que puede generar una pérdida de visión grave por varios mecanismos. El láser argón está indicado para hacer desaparecer esos vasos y evitar mayor daño en el ojo.
  • Inyección intraocular de fármacos antiangiogénicos y corticoides. Otro tratamiento frecuente de la trombosis ocular es la inyección, directamente en el ojo, de medicamentos que disminuyen el edema macular y disminuyen la probabilidad de la aparición de neovasos.

¿Puede prevenirse la trombosis en el ojo?

La trombosis ocular, igual que la trombosis en otras partes del cuerpo, depende de la correcta circulación de la sangre. Para ello, es importante seguir estilos de vida saludables que fomenten la buena salud física. Aunque son de sobra conocidos, siempre es conveniente recordar estos preceptos:

  • Realizar actividades físicas y evitar el sedentarismo
  • Mantener una dieta saludable, prefiriendo frutas y verduras frescas y de temporada y reduciendo el consumo de alimentos procesados y el exceso de grasas saturadas y de origen animal.
  • Abandonar el consumo de tabaco y alcohol
  • Controlar los niveles de tensión arterial, colesterol y azúcar.

Junto con esto, es importante recordar que hay determinados tratamientos hormonales, como por ejemplo los de anticoncepción, que pueden aumentar el riesgo de accidentes vasculares. Es importante consultar con el médico la idoneidad de su uso en cada caso.

Causas de una embolia ocular

Las embolias son obstrucciones de las arterias del fondo del ojo, y son menos frecuentes que la trombosis. Se producen por un mecanismo diferente, cuando el tapón entra en los vasos sanguíneos y llega a un punto suficientemente estrecho, lo obstruye, causando el cierre de la arteria que riega el tejido y la muerte celular (infarto). Es mucho más grave que la trombosis y produce una perdida visual importante si afecta al centro de la retina.

El tapón puede ser de calcio (por arterioesclerosis), de colesterol, de plaquetas, o formado por coágulos (por ejemplo, en las arritmias), pero también se pueden introducir en la circulación desde fuera, por ejemplo, talco en drogadictos o grasa después de cirugías de traumatología.

El tratamiento consiste en prevenir las causas que producen la embolia.

Cirujano - Número de colegiado: 80848524