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Hipermetropía infantil: ¿qué es y cómo detectarla a tiempo?

La hipermetropía infantil es el error de refracción más frecuente y se desarrolla cuando los rayos paralelos que inciden en el ojo, forman su foco por detrás de la retina cuando está en reposo, dando una imagen desenfocada, es decir, borrosa. La causa de este defecto refractivo puede depender, de la córnea, del cristalino o de la longitud antero-posterior del globo ocular. A diferencia de la miopía o el astigmatismo, las personas hipermétropes tienen una mejor visión en distancias largas pero ven mal los objetos cercanos.

Los niños sanos nacidos a término suelen ser hipermétropes (70%), disminuyendo la potencia dióptrica en la medida que el ojo se desarrolla y aumenta la edad del niño, de forma que entre los 3 a 5 años suelen tener una hipermetropía entre 1.5 y 3 dioptrías, valores que seguirán descendiendo hasta los 6 a los 10 años donde la mayoría de ellos alcanzan la emetropía (sin defecto refractivo).

Tipos de hipermetropía

La hipermetropía se puede clasificar en:

Hipermetropía latente, compensada fisiológicamente por el tono del músculo ciliar, que se mide bajo cicloplejía y una  Hipermetropía manifiesta que no se corrige con la acomodación.

La Hipermetropía total que sería la suma de las dos anteriores, cuyo valor se obtiene tras realizar la graduación dilatando la pupila con colirio ciclopléjico (paralizando la acomodación).

 

Señales para detectar a tiempo la hipermetropía infantil

En la clínica el estado de acomodación determinará los síntomas, en los niños, el déficit visual es infrecuente, pero si pueden aparecer signos de astenopia acomodativa (fatiga ocular, cefaleas asociadas al esfuerzo visual, blefaroconjuntivitis y orzuelos), estrabismo acomodativo y en las hipermetropías elevadas (> de 5-6 dioptrías) retraso en el aprendizaje.

Como prevención de los problemas que puede causar la hipermetropía, a todos los niños se les debe realizar una primera revisión oftalmológica a los 3 años de edad y antes si existen antecedentes familiares de altos errores refractivos, ambliopía (ojo vago), estrabismo etc.

En esta revisión debemos realizar una historia clínica completa, con antecedentes personales y familiares, evaluar la agudeza visual y la refracción bajo cicloplejía, la motilidad ocular, biomicroscopía del segmento anterior y el fondo de ojo.

 

El tratamiento de la hipermetropía infantil se realiza con corrección con lentes convergentes positivas, que consigan desplazar su foco a la retina, dando una imagen nítida.

Se corregirán siempre las altas hipermetropías, y también aquellas de baja potencia que provoquen síntomas, como estrabismo asociado, signos de astenopia o disminución de la agudeza visual, etc.

La corrección de la hipermetropía en niños se realiza con gafas y lentes de contacto, pudiendo ser candidatos a cirugía refractiva en un futuro cuando sean adultos jóvenes.