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Causas del glaucoma

El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en el mundo. Es una enfermedad degenerativa que va deteriorando el nervio óptico de una manera silenciosa en la mayoría de los casos, pues en las fases iniciales, los pacientes no perciben ningún síntoma. Pero, ¿cuáles son las causas del glaucoma? Lo cierto es que es una enfermedad multifactorial y las causas varían según el tipo de glaucoma. No obstante, en este blog resumimos las más frecuentes.

Aumento de la presión intraocular

En la mayoría de los casos, el glaucoma se debe a un aumento de la presión intraocular. El ojo produce humor acuoso de forma constante y, en condiciones normales, existe un equilibrio entre la generación de este fluido y su drenaje a través del área denominada ángulo de drenaje. Esto hace que la presión intraocular se mantenga estable. Pero cuando este sistema de drenaje no funciona correctamente, el humor acuoso se acumula, aumentando la presión en el interior del ojo y pudiendo llegar a dañar el nervio óptico en caso de no ser detectado a tiempo.

Existen varios tipos de glaucoma asociados a esta causa:

Glaucoma de ángulo abierto.

El aumento de la presión intraocular se produce de forma lenta y progresiva. Es el más común y suele aparecer a partir de los 50-60 años de edad. No suele manifestarse con síntomas apreciables, de ahí la importancia de acudir con periodicidad a revisiones oftalmológicas a partir de los 40 años.

Glaucoma agudo o de ángulo cerrado.

Cuando el drenaje del ojo se obstruye de forma repentina. Es poco frecuente, pero debe ser considerado como una emergencia médica ya que los daños que se pueden producir en el nervio óptico podrían ser irreversibles. En este caso, los síntomas sí son apreciables: dolor intenso, alteraciones de la vista, enrojecimiento, dilatación de la pupila…

Origen congénito

Aunque no es frecuente, el glaucoma también puede estar causado por un desarrollo inadecuado de las estructuras que conforman el sistema de drenaje del humor acuoso. Se suele manifestar durante los primeros años de vida del niño y a menudo afecta a los dos ojos, aunque con diferente grado de intensidad. No todos los casos son iguales, por eso existen dos tipos de glaucomas congénitos:

Glaucoma congénito primario.

Es el más frecuente y si no recibe el tratamiento adecuado, puede causar la pérdida total de visión del ojo afectado.

Glaucoma congénito secundario.

Están asociados a otras malformaciones oculares, que también son congénitas o hereditarias. Aunque también puede estar asociado a traumatismos, cataratas congénitas o infecciones sufridas por la madre durante el embarazo, entre otras causas.

 

Otras enfermedades

En ocasiones, el glaucoma puede producirse como consecuencia de la evolución de otras patologías. Es lo que se conoce como glaucomas secundarios y pueden estar causados por enfermedades oculares o sistémicas. A este grupo pertenecen los siguientes tipos:

Glaucoma pigmentario.

Está asociado al síndrome de dispersión pigmentaria, que se produce cuando el iris roza contra la parte anterior del cristalino. Es más frecuente en personas miopes y en varones jóvenes y provoca que el pigmento del iris se libere y se acabe depositando en diferentes partes del ojo, entre ellas, en el sistema de drenaje del humor acuoso. Puede llegar a obstruirlo y causar un aumento de la presión intraocular.

Glaucoma pseudoexfoliativo.

Está asociado al síndrome pseudoexfoliativo, en el cual tiene lugar una liberación de un material fibrogranular que puede depositarse, al igual que en el anterior caso, en el sistema de drenaje del humor acuoso, causando un aumento de la presión intraocular.

Glaucoma neovascular.

Es un tipo de glaucoma especialmente grave. Está relacionado con patología retiniana que provoca la formación de nuevos vasos sanguíneos en el iris y en el ángulo iridocorneal que bloquean la circulación del humor acuoso de la cámara anterior del globo ocular, lo que produce una importante elevación de la presión intraocular.

Glaucoma con presión intraocular normal.

Puede estar asociado a enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial, la hipotensión, la insuficiencia cardíaca… que hacen que la sangre llegue con dificultad al nervio óptico. También puede deberse a una falta de oxígeno en los tejidos del ojo como consecuencia de alguna enfermedad que curse con insuficiencia respiratoria o estar asociada a causas neurológicas.

Aunque estas son las principales causas de glaucoma, también es posible que se produzca por otras menos frecuentes, como por ejemplo, debido a un traumatismo.

En cualquier caso, lo más importante para prevenir esta enfermedad es acudir de manera periódica al oftalmólogo. Al menos una vez cada dos años tras cumplir los 40 y de forma anual a partir de los 60 años, ya que el diagnóstico precoz del glaucoma mejora notablemente el pronóstico y las opciones de tratamiento.