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Vitrectomía: qué es y para qué se emplea

La vitrectomía es la cirugía más empleada para tratar las múltiples patologías de la retina: desprendimientos de retina, agujeros maculares y pliegues maculares, hemorragias vítreas… De todas ellas la más común es el desprendimiento de retina, que se produce cuando esta capa se desprende de las adyacentes. Se trata de un problema potencialmente grave, que puede presentar complicaciones como lesiones irreversibles de la retina o del nervio óptico e inflamación ocular crónica que llevarían a una limitación visual permanente o incluso a una ceguera legal. Por este motivo resulta fundamental aplicar un tratamiento precoz para devolver la retina a su posición normal.

La vitrectomía  consiste en la retirada del humor vítreo, sustancia gelatinosa que rellena la cavidad ocular por detrás del cristalino, para poder acceder a la retina y trabajar sobre sus enfermedades. Este gel es después reemplazado por una solución salina, una burbuja de gas o aceite de silicona.

En este sentido, la realización de pruebas preoperatorias específicas ayudarán a determinar con precisión el estado en el que se encuentran la retina y demás estructuras oculares para adaptar el procedimiento quirúrgico a las necesidades de cada caso.

En este examen detallado se llevará a cabo una exploración directa, fotografías, una tomografía de coherencia óptica y ecografías. Todas estas pruebas permitirán esclarecer con mayor precisión la hoja de ruta a seguir durante la intervención para lograr unos resultados satisfactorios para el paciente.

No obstante, también es importante que el cirujano mantenga una comunicación clara, directa y eficaz con el paciente para informarle de todo el proceso, desde las pruebas diagnósticas hasta el preoperatorio y el postoperatorio, con el objetivo de gestionar sus expectativas sobre los resultados.

Evolución de la intervención

Para llevar a cabo esta intervención los cirujanos cuentan cada vez con herramientas más finas y precisas que permiten hacer cirugías mínimamente invasivas con excelentes resultados.  La vitrectomía, cirugía estrella en la retina quirúrgica, se describió por primera vez en 1971,  tenía un único puerto de entrada con una incisión de 1,5 milímetros.

Desde entonces ha evolucionado notablemente. Tan solo cuatro años después se realizaron las primeras vitrectomías por tres puertos de entrada, con incisiones de 0,81 milímetros, que permanecieron como reinas de esta cirugía durante tres décadas.

Sin embargo, la evolución tecnológica ha permitido progresar hacia procedimientos cada vez menos invasivos siguiendo la regla general de que cualquier intervención sobre el cuerpo, cuanto más pequeña, mejor.

Las incisiones son cada vez más pequeñas por lo que se requiere una anestesia menor al acortar los tiempos quirúrgicos y las lesiones. Las cicatrices que se generan son menores, por lo que la recuperación es más rápida. Además, las incisiones son mínimas, permitiendo un sellado espontáneo de las mismas y prescindiendo de las suturas. Esto se traduce en un mayor confort para el paciente y una recuperación más rápida.

Por lo tanto, ahora los  retos a los que los oftalmólogos deben hacer frente se centran, precisamente, en la llegada de las nuevas tecnologías. Y es que es necesaria una curva de aprendizaje para aprovechar todo su potencial, así como una incorporación homogénea de estas técnicas en la práctica clínica para que esto repercuta en la salud de los pacientes.