Inicio / Especialidades / Glaucoma / Implante Xen® para el tratamiento del glaucoma
El implante Xen® consiste en un pequeño tubo compuesto de gelatina biocompatible que crea una comunicación directa (micro-fístula) entre la cámara anterior y el espacio subconjuntival, permitiendo la salida regulada y controlada de humor acuoso y reduciendo así la PIO.
Dentro de los dispositivos de MIGS se halla el implante Xen®, que consiste en un pequeño tubo compuesto de gelatina biocompatible que crea una comunicación directa (micro-fístula) entre la cámara anterior y el espacio subconjuntival, permitiendo la salida regulada y controlada de humor acuoso, reduciendo así la PIO.
Los dispositivos Xen® pueden ayudar a numerosos pacientes de diversos perfiles. En concreto, está especialmente indicado en personas que presentan hipertensión ocular no controlada o glaucoma leve o moderado. También está pensado para pacientes que ya se encuentran en tratamiento con múltiples fármacos hipotensores, presentan intolerancia a los colirios, no tienen una rápida progresión y no cuentan con una PIO excesivamente elevada. Finalmente, también se recomienda a las personas con alto riesgo quirúrgico de cirugía filtrante.
El implante Xen® implica la formación de una ampolla de filtración subconjuntival, cuya integridad influye en el correcto funcionamiento de la operación a medio y largo plazo. Ha demostrado un bajo índice de complicaciones y una elevada eficacia con buen perfil de seguridad.
Habitualmente, el implante de Xen® se realiza bajo anestesia loco regional y se puede llevar a cabo en combinación con la cirugía de catarata, en el mismo acto quirúrgico.
Uno de los grandes beneficios de este tipo de implantes es que permite reducir o incluso suspender los colirios para el tratamiento del glaucoma. Asimismo, la recuperación visual es más rápida y, en general, no supone un obstáculo para la realización de una cirugía clásica de glaucoma si fuera necesaria en un segundo tiempo.
Es muy importante destacar que este tipo de intervención requiere un seguimiento exhaustivo y detallado, incluyendo en general varias revisiones en las primeras semanas del postoperatorio.
Se revisan los espacios del ojo y la forma y función de la ampolla de filtración, asegurando que la comunicación permanece permeable, con un filtrado adecuado (ni demasiado elevado ni excesivamente reducido) que evite grandes oscilaciones en las cifras de presión intraocular.
En ocasiones, es necesario llevar a cabo diversas manipulaciones en la zona de la cirugía, e incluso maniobras o empleo de ciertos fármacos adicionales locales para evitar el proceso de cicatrización que reduciría el éxito de la intervención.
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