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Uso de la trabeculectomía en el tratamiento del glaucoma

Por diversas causas se puede dar el caso de que la presión intraocular sea demasiado alta y provoque un glaucoma, una enfermedad del nervio óptico que hace necesario reducir esa presión de alguna forma para evitar complicaciones mayores. Si no se trata a tiempo, esta situación puede desembocar en pérdida de visión o incluso ceguera. La presión ocular puede reducirse mediante el uso de fármacos, pero también con tratamientos láser o cirugía.  De todos los tratamientos posibles, el procedimiento quirúrgico más común para el tratamiento definitivo del glaucoma suele ser la trabeculectomía.

Reflejos en el iris de una persona.

¿Qué es una trabeculectomía?

La trabeculectomía es un procedimiento quirúrgico que tiene como objetivo drenar el glaucoma para así disminuir la presión intraocular. Además, esta cirugía también se puede destinar a tratar otras patologías como la hipertensión ocular o el glaucoma congénito.

Es importante estudiar parámetros como la presión ocular a la hora de realizar una trabeculectomía.

 

¿Por qué se usa la trabeculectomía en el tratamiento de glaucomas?

Es importante realizarse revisiones de manera habitual y en especial cuando exista la posibilidad de estar experimentando algunos síntomas de glaucoma, como puntos ciegos irregulares, visión de túnel, dolor ocular, visión borrosa, halos alrededor de las luces o enrojecimiento de los ojos. El objetivo de la trabeculectomía es reducir la presión intraocular en aquellos pacientes que padecen un glaucoma de ángulo cerrado o abierto para quienes el tratamiento con fármacos hipotensores no es aplicable o no da el resultado esperado. Además, es un procedimiento muy útil para personas en las que la enfermedad avance rápidamente.

En esto consiste una trabeculectomía: procedimiento quirúrgico

El procedimiento quirúrgico de la trabeculectomía consiste en abrir una vía de salida desde la cámara anterior del ojo hasta el espacio subconjuntival mediante la realización de un pequeño orificio en la esclera -parte blanca del ojo-. De esta forma, se consigue crear una ampolla de filtración debajo de la conjuntiva que permite el drenaje del humor acuoso, disminuyendo así la presión intraocular.

Paso a paso de una trabeculectomía

Antes de proceder a realizar una trabeculectomía es preciso realizar un correcto diagnóstico por parte de un profesional especialista en oftalmología. Durante la examinación del paciente, el médico determinará qué tipo de glaucoma padece y en qué momento o fase se encuentra esta patología, para poder valorar el tratamiento más adecuado a cada caso.

Lo más habitual es que se realicen varias pruebas durante esta revisión, tales como un estudio del campo visual, la medición de la presión intraocular, una gonisoscopia para valorar de forma directa el ángulo iridocorneal, la medición del grosor de la córnea, así como una exploración del nervio óptico.

Si finalmente se decide llevar a cabo una trabeculectomía, es aconsejable suspender, en la medida de lo posible, la medicación hipotensora tópica, ya que su efecto proinflamatorio no es deseable durante la intervención. Además, se recomienda también suspender los fármacos anticoagulantes por el efecto que causan en la sangre, ya que pueden favorecer hemorragias durante y después de la intervención. Por el contrario, la combinación de esta suspensión de medicación con la utilización de un corticoide tópico puede contribuir al éxito del procedimiento gracias a la reducción de los riesgos de fibrosis y cicatrización. El procedimiento se puede realizar con anestesia tópica, orbitaria o subteoniana. Dependiendo del tipo de técnica que se emplee y la colaboración del paciente se puede aplicar una u otra.

Posteriormente, se realiza una fijación del globo ocular en la posición más adecuada para realizar el procedimiento y se procede a la apertura conjuntival, diseccionando un fragmento de la pared del globo ocular para lograr un pequeño orificio y permitir que el humor acuoso pueda drenarse a través de esta vía. Posteriormente, se dirige el humor acuoso a través del orificio a la ampolla de filtración, que se trata de un reservorio en el espacio subcojuntival.

Inmediatamente después, se realiza una descompresión lenta del globo para reducir cualquier riesgo, en este caso el de herniación del iris, procediendo posteriormente a suturar y cerrar la conjuntiva.

Realizar todos los pasos de forma adecuada garantiza que el procedimiento de la trabeculectomía sea exitoso

 

Recuperación de una trabeculectomía

Durante las primeras 24 horas se debe realizar un control postoperatorio y posteriormente se hacen controles periódicos frecuentes por lo menos hasta un mes y medio después de la intervención.

Normalmente, se administran antibióticos y corticoides tópicos para facilitar la recuperación, comenzando con unas 5-6 gotas al día y reduciendo la cantidad de forma paulatina durante al menos 6 semanas.

Durante la primera noche se suele colocar un vendaje en el ojo para proteger la zona de la operación, y también se recomienda usar un protector para los ojos durante el primer mes a la hora de dormir.

No obstante, en torno a los 12-14 días, el paciente podrá retomar su trabajo o rutina habitual, ya que además la zona tratada quedará debajo del párpado superior y no será visible. En las revisiones se comprobará la presión intraocular para asegurarse de que todo avanza correctamente.

Es posible que durante ese primer mes y medio el paciente experimente una sensación de tener “ojos nublados”, pero desaparecerá poco a poco hasta recuperar la visión normal. Además, en caso de necesitar algún tipo de medicamento para el dolor, el especialista recetará aquellos más adecuados para cada caso, especialmente aquellas gotas que favorezcan la cicatrización.