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Luz pulsada intensa (IPL) en tratamientos oftalmológicos

La luz pulsada intensa (IPL) es un tipo de tecnología utilizado en medicina para tratar diversas afecciones. Se basa en el uso de pulsos de luz de alta intensidad que aplicados sobre diferentes tipos de tejidos celulares han demostrado tener propiedades regenerativas y antiinflamatorias, ayudando en el tratamiento del ojo seco, la blefaritis, las lesiones vasculares o las cicatrices.

A continuación, te contamos todos los usos y beneficios de este tratamiento, así como las patologías más habituales en las que se utiliza.

¿Cómo se utiliza la Luz Pulsada Intensa o IPL?

Como apuntábamos, la luz pulsada intensa (IPL) es un procedimiento médico por el cual mediante diferentes cabezales de un dispositivo que genera energía, se aplican pulsos de luz en una zona concreta afectada. Este dispositivo emite una serie de haces de luz de alta intensidad, donde la longitud de onda de la luz y la duración de los pulsos se van ajustando para adaptarse a la afección específica que se está tratando.

Qué enfermedades pueden tratarse con la Luz Pulsada Intensa o IPL

Ojo seco y Blefaritis

El ojo seco y la blefaritis son dos condiciones muy comunes y muy relacionadas entre sí que pueden provocar síntomas como irritación, ardor, picazón, enrojecimiento y visión borrosa. En ambas afecciones se observa una inflamación que afecta a la superficie ocular y a diferentes estructuras de los anejos oculares como la conjuntiva, el borde palpebral, y diferentes tipos de glándulas como las glándulas de Meibomio.

Estas estructuras son responsables de la producción de numerosos componentes de la película lagrimal, y su inflamación va afectando a la calidad de la misma provocando que pierda sus propiedades protectoras y humidificadoras y dejando la superficie ocular desprotegida poco a poco.

La IPL ha demostrado reducir significativamente la inflamación en todas estas estructuras mejorando la calidad de la película lagrimal, estimulando el funcionamiento de las glándulas de Meibomio y eliminando microorganismos y grasas ineficientes que se acumulan en los párpados. Todo ello puede ayudar a mejorar considerablemente los síntomas de los pacientes que sufren determinados tipos de ojo seco y de blefaritis.

Cicatrices

Las cicatrices son tejido fibroso que se forma como resultado del proceso de curación de la piel o de otros tejidos y que pueden aparecer como consecuencia de una cirugía, un traumatismo o una enfermedad. No son solo motivo de preocupación estética, también pueden causar malposiciones de estructuras perioculares y molestias visuales. La IPL se utiliza para tratar estas cicatrices pues estimula la producción y la reorganización del colágeno, una proteína que ayuda a mantener la elasticidad de la piel. Estos efectos pueden contribuir a mejorar la apariencia de las cicatrices y a corregir las complicaciones causadas por las mismas.

Lesiones vasculares

Existen diferentes tipos de lesiones vasculares que pueden hacerse evidentes en la superficie ocular y periocular y que son susceptibles de ser tratadas con IPL. Estas lesiones pueden ser de color rojo, azul o violáceo y con frecuencia son motivo de consulta estética y también funcional en algunos casos. La IPL tiene la capacidad de retraer y cerrar algunos de los vasos sanguíneos y del tejido vascular que las componen, ayudando a eliminarlas o hacerlas menos visibles.

¿Qué indicaciones se deben seguir antes y después del tratamiento con la luz pulsada intensa?

Antes de seguir un tratamiento de IPL es muy importante tomar precauciones previas. Hay que estar un mínimo de 15 días sin exponerse al sol antes de la primera sesión. En este sentido, es importante también no usar ningún tratamiento de autobronceado ni exfoliante (físico, químico o enzimático) en las dos semanas anteriores al tratamiento ni durante el mismo.

El procedimiento suele durar unos 30 minutos y en general se requieren de 3 a 5 sesiones, con intervalos de 2 a 4 semanas entre cada sesión. Aun así, los resultados del tratamiento suelen ser visibles a nivel microscópico a partir de la primera sesión y a nivel macroscópico a partir de la segunda sesión.

Al terminar el tratamiento, es recomendable usar crema hidratante y protección solar durante, al menos, tres días. También se aconseja en la medida de lo posible no someterse a otros procedimientos médicos en la misma zona mientras dure el tratamiento.