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¿Cómo afecta el estrés a nuestra salud ocular?

El estrés tiene un impacto directo en nuestra salud y se manifiesta de diversas maneras. Problemas para dormir, caída del pelo, reacciones cutáneas, taquicardias, agravamiento de patologías previas… ¿Y en los ojos? Sí, también puede afectar a nuestra salud ocular y causar algunos problemas, especialmente cuando el grado de estrés es demasiado elevado. Es importante prestar atención a esta respuesta fisiológica, pues su objetivo es advertirnos de que hay algo que no va bien y si la ignoramos, podría agravarse o generar un problema de salud crónico. (aaluminum.com)

 

Tics en los ojos

Seguro que alguna vez has sentido una pequeña vibración en el párpado o un tic en el ojo. Se produce por una contracción involuntaria del músculo de Müller, el encargado de elevar el párpado, y se denomina espasmo palpebral. Lo primero que debes saber es que solo tú notas la vibración. Es decir, es imperceptible para el resto de las personas. Así que, aunque se produzca en el momento menos oportuno, debes mantener la calma, pues nadie se dará cuenta de que estás teniendo un tic en el ojo.

No hay una única causa detrás de estos movimientos involuntarios de los párpados, pero se asocia tradicionalmente con un origen químico, derivado del consumo de alcohol, cafeína o tabaco, y también con situaciones de estrés, fatiga y falta de sueño. Asimismo, también podemos encontrar su origen en la sequedad ocular o en la irritación de la superficie del ojo.

 

Inflamación ocular

El estrés también puede contribuir a la aparición o agravar una maculopatía llamada coidopatía serosa central, que consiste en una alteración de la parte central de la retina. Esta patología suele originarse por un desajuste hormonal y bioquímico, que genera un  aumento en la permeabilidad en los vasos que irrigan los ojos, haciendo que suelten más fluido. El líquido pasa entonces a ocupar el espacio que hay entre la retina y la coroides, lo que afecta a la mácula, formándose una especie de mancha en el centro de la visión que impide ver con claridad.

En la mayoría de los casos, es una patología temporal. No obstante, si no se trata a tiempo puede causar una pérdida de visión irreparable. Por eso, es importante acudir al oftalmólogo al menor síntoma.

 

Fatiga ocular

La fatiga ocular, también llamada astenopia, es el cansancio que sufren los ojos como consecuencia del estrés o de un uso intenso de los mismos, por ejemplo, cuando se pasan muchas horas mirando fijamente a la pantalla de un dispositivo electrónico como el ordenador, el móvil o la televisión.

Dolores de cabeza, visión borrosa y dificultades para leer suelen ser las principales molestias. Todos estos síntomas suelen desaparecer al descansar la vista. No obstante, en algunos casos estos síntomas indican una enfermedad oculta. No se debe confundir la fatiga visual con la vista cansada, que hace referencia a la presbicia o disminución de la capacidad de acomodación del cristalino para la visión de cerca.

 

Inflamación de los párpados

Enrojecimiento, dolor, picor, sensación de cuerpo extraño en el ojo, irritación… Estos son algunos de los síntomas asociados a la blefaritis o inflamación de los párpados. Ocurre porque las secreciones grasas de las glándulas que se encuentran en el borde palpebral son más abundantes y se quedan adheridas a los párpados, acumulándose entre las pestañas. En condiciones normales estas secreciones lubrican la superficie del ojo y los párpados, previniendo la evaporación de la lágrima.

Suele darse con más frecuencia en personas que pasan demasiado tiempo delante de pantallas electrónicas o en ambientes de trabajo muy secos.

 

Amaurosis FUGAX

La amaurosis fugax es una pérdida repentina y temporal de la visión. No es una enfermedad en sí misma, sino una señal de otros posibles trastornos. Se produce por disminuciones transitorias momentáneas de la circulación de la sangre en la retina como consecuencia de espasmos vasculares, o en casos más graves, embolismos de materiales grasos, colesterol, sangre u otras sustancias.

Suele darse en personas con antecedentes familiares de esta enfermedad, pero también hay casos en los que aparece tras estar sometidos a un elevado nivel de estrés durante un periodo prolongado.

Para minimizar las posibilidades de desarrollar este tipo de problemas es necesario reducir el nivel de estrés al que estamos sometidos, adoptando unos hábitos de vida saludables basados en una buena alimentación, la práctica habitual de deporte y la desconexión laboral. No obstante, si ya hemos desarrollado algún problema de visión o algunos síntomas como picor de ojos, dolor, temblores habituales en los párpados y enrojecimiento, es recomendable acudir al oftalmólogo para realizar una revisión ocular completa y determinar si es necesario seguir algún tratamiento.