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¿Cuáles son las ayudas visuales para la baja visión?

En muchos casos, los problemas visuales pueden ser corregidos totalmente con aparatos como las gafas o las lentes oculares. Hablamos de los trastornos más comunes como la miopía, el astigmatismo o la hipermetropía. Pero hay casos en los que la pérdida visual no puede ser contrarrestada ni operada; es lo que se conoce como baja visión y necesita unas soluciones específicas: las ayudas visuales para la baja visión.

Esta pérdida de visión puede estar causada por múltiples factores. Puede tener un origen genético o ser la consecuencia de una enfermedad grave. Dentro de la baja visión hay diferentes grados, pues no todo el mundo con esta condición es totalmente incapaz de ver o se considera una persona con ceguera legal.

La baja visión, como apuntábamos, es «un problema de visión que dificultad hacer las actividades cotidianas. No se puede solucionar con anteojos, lentes de contacto u otros tratamientos estándar como medicamentos o cirugía», según define el Instituto Nacional del Ojo de EE. UU. Aun así, existen diversas ayudas visuales para la baja visión, que, si bien no la corrigen completamente, facilitan el día a día a las personas que la padecen.

¿Qué son las ayudas visuales para la baja visión?

En general, las ayudas visuales para la baja visión están muy personalizadas para adaptarse a las necesidades individuales de las personas con esta patología. Su objetivo siempre se mejorar las condiciones de vida de quien convive con baja visión para fomentar un mayor grado de independencia y autonomía.

Tipos de ayudas visuales para la baja visión

Actualmente hay un sinfín de aparatos y herramientas destinados a ayudar a las personas con baja visión. Según sus características, se pueden dividir entre ayudas ópticas, no ópticas o digitales. En general, todas están disponibles en tiendas especializadas para personas con baja visión. Estas son las más comunes:

Ayudas ópticas para baja visión

Estas ayudas visuales aprovechan los avances de la óptica para facilitar el día a día de las personas con baja visión.

  • Lupas: recomendadas para una lectura más casual, como ver un número de teléfono en una agenda o leer la factura del agua. Para utilizarlas, la clave es situarlas a la distancia focal correcta, pues de eso dependerá que permitan el máximo aumento. Pueden ser de mano, de soporte, para mantener con mayor comodidad la distancia focal, o, incluso, con luz incorporada.
  • Lupas electrónicas: frente a las lupas tradicionales, las electrónicas están formadas por una cámara que recoge la imagen y un monitor donde se reproduce, pudiendo aumentarlo al tamaño deseado. Así, su profundidad de campo es mucho mayor que las lupas convencionales. Como otros dispositivos electrónicos, tipo tablets o eReaders, cuentan con mandos para regular el contraste el brillo o la iluminación, permitiendo personalizarlas según las necesidades de cada persona.
  • Microscopios: este tipo de lente, también llamada convergente o positiva, permite ver objetos a distancias cortas, menores de 25 cm.
  • Telemicroscopios: en este caso, la distancia operativa es mayor que la de las lentes microscopios, pero el campo visual es más reducido. En general son muy ligeras y cómodas y además permiten poner otras lentes de corrección.
  • Telescopios: están indicados para realizar tareas de lejos. Pueden ser manuales, para una necesidad puntual como ver el nombre de una calle, o venir montados en gafas para desarrollar actividades estáticas como ver la televisión o la pantalla del cine. A su vez, pueden ser monoculares o binoculares, según las necesidades y preferencias de cada persona.
  • Filtro terapéutico: en muchos casos, las personas con baja visión sienten una gran sensibilidad a la luz, con lo que estos filtros, que evitan el deslumbramiento atenuando la luz excesiva, son una solución idónea.

 Ayudas no ópticas para personas con baja visión

Además de todos estos utensilios, hay muchas maneras de facilitar el día a día de las personas con baja visión. Por ejemplo, se pueden adaptar aparatos cotidianos, como pantallas teclados o teléfonos fijos, para que sean más grandes y se vean mejor. De igual modo, se venden soportes para ayudar a la lecto-escritura, permitiendo acercar el papel lo necesario sin que ello conlleve una mala postura. Por último, son también muy habituales las bombillas con filtros de colores o de baja intensidad.

Ayudas digitales para personas con baja visión

Igual que ocurre en el ámbito de la óptica, la innovación tecnológica en el campo digital ha permitido desarrollar múltiples ayudas visuales para las personas con baja visión. Por ejemplo, hay mecanismos de realidad aumentada, como Acesight, que amplían el tamaño de las imágenes hasta que el ojo las puede ver. También hay dispositivos que, utilizando inteligencia artificial, pueden leer textos, reconocer caras o incluso identificar productos, como OrCam MyEye, que se adapta a la patilla de las gafas, Retiplus o eSight eyewear.

 

Oftalmología General - Número de colegiado: 333306733