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La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad frecuente en las personas mayores causada generalmente por el proceso de envejecimiento que afecta a los tejidos del ojo, especialmente a la retina y en concreto a la mácula, la parte central de la anterior, que es en la que se localiza la visión central, aquélla que permite enfocar los objetos y diferenciar los detalles más pequeños a la hora de realizar actividades como leer o enhebrar una aguja.
Existen, no obstante, otros factores que pueden aumentar el riesgo de que una persona sufra esta patología ocular: antecedentes familiares de degeneración macular, tabaquismo, colesterol elevado y ojos claros. Puede afectar a uno o los dos ojos y ocasiona un deterioro progresivo de la vista. Por lo general se mantiene la visión periférica, pero genera una situación invalidante en la visión central.
Existen dos formas de esta enfermedad:Los síntomas de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) afectan fundamentalmente al deterioro progresivo de la visión central, que se vuelve borrosa y distorsionada, mientras que no afecta a la visión periférica. Este deterioro de la vista se asocia a los siguientes aspectos de la visión:
Una manera de sospechar que se tiene esta patología ocular es mirando el reloj, a cierta distancia, ya que se puede ver perfectamente la esfera del mismo, pero no distinguirse las agujas o verlas onduladas. No obstante, lo mejor es conseguir la llamada rejilla de Amsler y mirarla a una distancia de 30-40 centímetros. Es una cuadrícula con líneas horizontales y verticales y un punto central. Si se aprecian zonas borrosas o más oscuras que otras y las líneas se ven distorsionadas, puede ser un signo de DMAE y deberá consultarse lo antes posible con un oftalmólogo.
Si no es de forma casual en una revisión oftalmológica, lo habitual es que la degeneración macular asociada a la edad se detecte cuando ya se ha producido un deterioro apreciable de la visión central, generalmente en un solo ojo, aunque es posible que posteriormente se de también en el otro.
Si se trata de una mácula seca o atrófica, no hay posibilidad de tratamiento eficaz. No obstante se suele prescribir un complejo vitamínico que ayuda a frenar la progresión de la enfermedad.
En el caso de la mácula húmeda o exudativa, en la actualidad se trata con inyecciones intraoculares de medicamentos antiangiogénicos dirigidos a bloquear la formación de nuevos vasos, que es la causa de la acumulación líquido en la mácula. La aplicación del tratamiento se realiza en el hospital de forma ambulatoria. Existen actualmente en el mercado tres tipos distintos de fármacos antiangiogénicos. Su oftalmólogo le determinará cuál es el más adecuado para su patología.
No es habitual que una persona con degeneración macular asociada a la edad que está siendo tratada sufra la pérdida total de la visión en el ojo afectado, pues incluso en los casos más graves se conservará la visión periférica.
El tratamiento con la inyección intraocular de fármacos antiangiogénicos permite que después del primer año de tratamiento el 70% de los pacientes no haya perdido visión y que al menos un 40% de ellos puedan incluso conducir.
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