
La queratitis herpética (también conocida comúnmente como herpes en el ojo) es una inflamación de la córnea provocada por una infección del virus grupo herpes y ocasiona la primera causa de ceguera corneal. Suele ser bastante frecuente y produce pérdidas importantes de la agudeza visual por afectar a la córnea, así como de molestias oculares por la gran inflamación que se produce en el ojo. Desde el blog del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega explicamos por qué se produce y cómo se debe tratar, ya que es un problema ocular que se reproduce con frecuencia.
Causas de la queratitis herpética
La queratitis herpética se produce por una infección del virus herpes. El más común es el Herpes Simplex tipo 1. Este tipo de virus suele estar presente en nuestro organismo donde permanece sin activarse. Sin embargo, existen diversos factores que hacen que comience a provocar problemas.
La infección primera suele ser asintomática pero el virus queda de forma latente, puede reactivarse por la exposición a la luz ultravioleta, los traumatismos corneales leves, los cambios hormonales o los episodios de fiebre. También las personas inmunodeprimidas o con atopia son más propensos a la activación del virus.
Además de a la córnea este virus también puede provocar problemas en la conjuntiva, la retina y la piel de los párpados. Incluso puede afectar a otras partes del cuerpo.
Tratamiento de la queratitis herpética
Una vez que se produce la primera infección, el virus permanece latente en nuestro cuerpo, por lo que la primera medida es preventiva, hay que evitar los factores de riesgo.
En todo caso, existe tratamiento que ha de ser individualizado y permite que se controle. Por lo general, consiste en antivirales específicos contra los herpes virus, tanto por vía local como sistémica. En determinados momentos del proceso, se asocian otros fármacos por indicación del oftalmólogo. Además, hay que cuidar la superficie ocular con lágrimas artificiales.
En ocasiones puede ocasionar opacidad corneal que precise un trasplante corneal. En definitiva, si lo padecemos también es importante llevar una rutina de higiene que indicará el oftalmólogo ya que se puede contagiar fácilmente a través del contacto físico. Por ello, se recomienda ser cuidadoso y constante con los cuidados y tratamientos prescritos.