Glaucoma de ángulo abierto - Instituto Oftalmológico Fernández Vega
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Glaucoma de ángulo abierto

El glaucoma de ángulo abierto es el tipo de glaucoma más frecuente y suele aparecer habitualmente a partir de los 50-60 años de edad. Se llama de ángulo abierto porque, aunque el ángulo que forman la córnea con el iris es el adecuado, los canales de drenaje del humor acuoso se cierran de forma progresiva, lo que provoca un aumento proporcional de la presión intraocular (PIO), como resultado de la cual el nervio óptico puede resultar dañado.

CAUSAS

No se conoce bien la causa, aunque se sabe que existe un factor hereditario importante, ya que las personas que tienen antecedentes familiares de esta enfermedad son más proclives a sufrirla.

 

Otros factores de riesgo son la alta miopía, la hipertensión e hipotensión arterial, la diabetes tipo 2, el tabaquismo o los tratamientos prolongados con corticoesteroides o con medicamentos vasoconstrictores. También, sufrir otras enfermedades oculares, como una uveítis, puede ocasionar el desarrollo de un glaucoma.

SÍNTOMAS

En las fases iniciales el glaucoma puede no ocasionar síntomas apreciables, salvo el incremento de la PIO, por lo que es muy importante que una vez cada dos años tras cumplir los 50 años y anualmente después de los 60, todas las personas se sometan a una revisión oftalmológica que permita la detección precoz de esta enfermedad.

En el caso de que la PIO sea superior a los 21 mm de mercurio, en ausencia de deterioro de visión, puede ser indicativo de que se ha iniciado el desarrollo de la enfermedad. Si es así, lo habitual es que se produzca una pérdida progresiva de la visión periférica y, aunque se mantenga inicialmente la agudeza visual, se puede llegar a producir la pérdida total de la vista.

TRATAMIENTO

El gran reto del glaucoma de ángulo abierto es la detección precoz, pues cuanto antes se diagnostique la enfermedad, mejores serán las opciones de tratamiento. De ahí la importancia de las revisiones oftalmológicas regulares a partir de los 50 años de edad, pues si se espera a que se produzca el deterioro de la visión, querrá decir que la enfermedad está en fases avanzadas.

Hay que tener en cuenta que esta enfermedad no se cura, aunque con el tratamiento adecuado se puede controlar su evolución y evitar que progrese. En un inicio se instaurará un tratamiento farmacológico con el objetivo reducir la PIO y mantenerla en valores normales, lo que evitará que la enfermedad progrese.

 

Estos medicamentos actúan reduciendo la producción del humor acuoso y favoreciendo su reabsorción. Sin embargo, puede llegar el momento en que la medicación ya no sea efectiva, en cuyo caso el tratamiento deberá ser quirúrgico, que puede realizarse mediante diferentes técnicas.

retinopatía-diabética
cirugia

TRATAMIENTO Y CIRUGÍA

La trabeculoplastia es una técnica en la que se utiliza el láser para aumentar la apertura de los conductos de drenaje del humor acuoso, de modo que éste pueda liberarse y ser reabsorbido con normalidad, lo que hace que se reduzca la PIO y, como consecuencia, se frene la progresión de la enfermedad.

Otra opción es realizar una cirugía filtrante, mediante la cual se crea un nuevo conducto de drenaje, de modo que el humor acuoso pueda ser eliminado a través del sistema circulatorio de la zona subconjuntival del ojo. Se puede lograr mediante diferentes técnicas como son las esclerectomía profunda no perforante y la trabeculectomía.

Si todos estos procedimientos quirúrgicos no resultan finalmente efectivos, se puede implantar una válvula de drenaje para ofrecer una salida al humor acuoso y reducir la PIO.</p

RESULTADOS DE LA OPERACIÓN

El pronóstico del paciente con glaucoma de ángulo abierto dependerá de si la enfermedad se encuentra en fases iniciales o avanzadas y, por tanto, de la gravedad del daño sufrido por el nervio óptico.


Lo que se haya perdido ya no se podrá recuperar, pero en la mayoría de los casos se puede frenar su progresión y evitar la ceguera.